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2017/05/24

Emponderar a los usuarios

Cuando estaba en la universidad, retomé el contacto con las computadoras después de un largo tiempo y conocí el DOS de Microsoft.

Estaba frente a una pantalla negra con el prompt C:\> esperando a que ingresara algo. Cuando lo hacía, me respondía.

Me sentía fascinado.

Aprendí a usar casi todos los comandos de la consola, y a programar nuevos comandos.

  • En la consola command, se pueden ejecutar comandos cuyas salidas pueden ser entradas de otros comandos.
  • Se pueden crear fácilmente nuevos comandos batch ejecutables desde la consola. Ya que los batch son archivos de texto simple y la consola tiene algunos comandos para generarlos.
  • Un comando podría generar nuevos comandos dinámicamente. Es decir, un batch se podría generar dentro de la rutina de un comando y ser ejecutado luego dentro del mismo comando.
  • Los programas de pantalla completa, aunque impresionantes, rompen el esquema de reutilización de comandos al apropiarse de toda la interfaz.
Más tardee, conocí Linux y la consola de comandos bash, donde se pueden observar puntos similares.


En la interfaz gráfica de Windows, en cambio:
  • En el escritorio, se pueden ejecutar aplicaciones, pero estas ejecuciones son aisladas y no se puede realizar ejecuciones compuestas donde la salida de una aplicación sea la entrada de otra, dinámicamente.
  • No hay herramientas para construir fácilmente nuevos programas desde el escritorio. Las aplicaciones no son interpretadas, sino ejecutadas desde un binario, y construir ese binario requiere conocimientos y herramientas especializadas.
  • No hay una forma sencilla de construir aplicaciones que puedan generar otras aplicaciones dinámicamente, dentro de su ejecución. No es sencillo construir compiladores.
  • La reutilización de las características de una aplicación es difícil. Cada característica está pegada a la aplicación. Cada mejora de características requiere una nueva versión realizada principalmente por quienes la programaron.
Algo parecido se puede decir de las interfaces gráficas de Linux (Gnome) y de la Mac (OSX), que vine a conocer luego.


En la interfaz gráfica de la Web, en el browser, se muestra una aplicación:
  • Cómo hacer que la aplicación sea un entorno donde se puedan ejecutar componentes que puedan componerse para formar nuevos componentes?
  • Cómo hacer que sea fácil crear componentes con los componentes presentes en el entorno?
  • Cómo hacer que un componente pueda generar dinámicamente otros componentes dentro de su ejecución?
  • Cómo prevenir que un componente pueda apropiarse de la interfaz?

Me parece distinguir que ese conjunto de características facilita que un sistema pueda ser extendido con la participación de sus usuarios.

El conjunto de comandos DOS y bash, puede ser fácilmente extendido por sus usuarios. Habrá programadores capaces de hacer nuevos binarios, pero la capacidad de hacer scripts, batch o bash, está disponibles de inmediato.

El conjunto de aplicaciones en Windows (o Gnome, o OSX) no puede ser fácilmente extendido por sus usuarios. Sólo puede serlo a través de programadores capaces de hacer nuevos binarios.

Uno se puede preguntar si esta limitación es puesta a propósito.

Al limitar que los usuarios puedan extender el sistema que usan, las empresas proveedoras de software se aseguran el papel de intermediarios, entre los usuarios y las soluciones que los usuarios requieren.

Y es conocido en el comercio que el intermediario siempre gana.

Así que me parece que la cuestión de limitar la extensibilidad del sistema por parte de los usuarios puede ser algo diseñado.

Sin embargo, ¿por qué ocurre también en la interfaz gráfica de Linux?. Siendo la comunidad Linux un fuerte representante del movimiento de software libre (promotor de dar a la gente la libertad de usar el software como quiera), esperaría que hubieran escritorios que permitieran componer aplicaciones visualmente, siguiendo la filosofía de composición de comandos que está presente en la consola.

Quizás sea que están distraidos por las complejidades de otros problemas.


Pero me parece que resolver esta situación sería muy interesante. Un escritorio así, emponderaría a los usuarios para crear cosas, sus propias cosas, y compartirlas en comunidad.

A mediados de los 80, Hypercard, de Bill Atkinson, fue una aplicación gráfica que facilitaba a los usuarios la creación de sus propias soluciones y a compartirlas. Atkinson insistió en que se distribuyera de modo gratuito Apple insistió en encontrarle alguna manera de obtener ganancias. Finalmente, el desarrollo de Hypercard se estancó y Steve Jobs canceló su desarrollo, cuando volvió a mediados de los 90.

Aunque hoy hay fans que recuerdan el legado de Hypercard, me parece que se enfocan más en las cualidades técnicas (como la interfaz gráfica, que sirvió de inspiración a VisualBasic y otras herramientas), que en la cualidad social de emponderar a los usuarios para hacer sus propias soluciones.


Quizás sea posible implementar la idea en la web, usando componentes que puedan componerse para formar nuevos componentes, tanto a mano como dinámicamente.

Quizás React pueda ser una buena opción para eso. (Sin embargo, la forma en que se suele usar React, con Webpack para generar compilados, parece una especie de barrera. A veces parece como si las compilaciones fueran una forma de dejar fuera a los demás y ponerse uno como intermediario.)

2017/04/30

Tú debes poder programar

Porque los programas están construyendo tu vida


En la Edad Media, la gente recurría a escribientes para que les redactara sus escritos.

Cosas como Actas, Títulos, Leyes, Poemas, Cartas, Cosas Importantes.

Mientras la demanda estuvo limitada a religiosos y nobles, los escribientes fueron suficientes.

Cuando la gente aprendió a usar los escritos en su vida, la demanda aumentó, y los escribientes que había no eran suficientemente numerosos ni suficientemente rápidos para redactar lo que les requerían.

En el mundo actual, la gente recurre a los programadores para que les haga sus programas.

Mientras la demanda estuvo limitada al gobierno y las empresas, los programadores fueron suficientes.

Cuando el Internet acelera a que la gente use los programas en su vida, la demanda de programadores aumentó y ya estamos notando que no son lo suficientemente numerosos ni lo suficientemente rápidos para hacer los programas que queremos.

(Sí, quizás es mejor dar un paso atrás e imaginar que no eres un programador para tener una perspectiva más amplia de estas cosas).

¿Qué está pasando ahora?

Los escribientes están mejorando sus técnicas para crear escritos.

Como ha quedado patente, casi nunca el cliente sabe cuál es exactamente el mensaje que quiere que se escriba, eso se va descubriendo en el camino, iterativamente, de manera ágil.

En realidad, hay un conjunto de técnicas de redacción defensiva y buenas prácticas para facilitar cambiar las cosas si el cliente de pronto cambia de opinión sobre algo. (Quizás ya no quiera mandar el poema a Rosa sino a María. Quizás no quiere un tono tan formal, etc.)

Por supuesto está la cuestión de la calidad. Es bien sabido que es mejor recibido un mensaje bien presentado, así que elegimos el mejor pergamino y las mejores tintas. También cuidamos el estilo de la letra y el arte de las iluminaciones que van alrededor.

Cada cierto tiempo se prepara un pergamino con la caligrafía y las iluminaciones propias del final, para que el cliente vaya evaluando el resultado. Esto es gracias a que los avances tecnológicos han permitido abaratar enormemente el costo de los pergaminos y la tinta.

Los escribientes más vanguardistas han optado por indagar en el destinatario (Rosa o María) para estar seguros que el mensaje será el que les gustaría escuchar en primer lugar. El tipo de letra y papel o pergamino que les guste, los colores, etc. y así tener una mejor experiencia de usuario.

Pero la demanda sube y sube y los programadores escribientes no se dan a basto.

Muchos están tratando de automatizar algunas cosas, creando formatos con espacios en blanco donde pueda ir el mensaje customizado.

Hay quienes invierten en mecanismos de relojería capaces de tomar las plumas y la tinta y reproducir la caligrafía de los escribientes de manera asombrosa, pero aún es una solución demasiado sofisticada y cara.

También hay por ahí un tipo proponiendo el uso de unos moldes de letras y tipos movibles.


Bueno, como habrás notado, estamos en el siglo XXI con un patrón de problema del siglo XV.

Sabemos cómo sigue la historia.

Sí, la imprenta fue algo muy importante que ayudó a difundir más fácilmente los textos. Pero lo que realmente cambió al mundo fue que la gente estaba usando textos para cambiar su vida.

El conjunto papel y lápiz, pergamino y tinta fue potenciado por la imprenta.

Hoy hay sistemas equivalentes a pergaminos caligrafiados. Con escribientes defendiendo con su corazón por qué usar ese tipo de pergamino y tinta, y ese tipo de caligrafía. Casas de escribientes tratando de tener a los mejores o formarlos lo más pronto posible, porque el mercado no espera.

Curiosamente, nadie parece preocuparse por dar a la gente papel y lápiz que pueda usar sin necesidad de ser educado en las artes de escribiente.

Porque eso es lo que necesitamos ahora. Una herramienta que permita programar a cualquier persona, sin necesidad de ser educada en las artes, o la profesión, de la programación.

Sí, Internet es algo muy importante que ayuda a difundir más fácilmente el conocimiento y a comunicarnos. Pero lo que realmente está cambiando al mundo es que la gente está usando a los programas para cambiar su vida.

Necesitamos dejar de depender de escribientes que lo hagan por nosotros. Necesitamos nuestro propio papel y lápiz para programar nosotros mismos el mundo que imaginamos.

Escribir no es solo un arte o una profesión; es un derecho. Igual programar.



2015/08/03

Por qué la copia prospera

Todo lo que favorece a la copia prospera y vive. Así ha sido cada vez. Sin la habilidad de copiar de los demás, todo nuestro conocimiento se limitaría a nuestras propias experiencias. Copiar es un modo más eficiente de sobrevivir. No importa la carga moral que le quieras dar, ni que la vuelvas ilegal. Finalmente se abre paso, y todos aquellos que intentan resistir a su avance quedan extintos. El futuro está escrito en open source.

2013/12/20

¿Es posible vivir sin dominios?

Un dominio como midominio.com ayuda a acceder más fácilmente a un IP como 123.456.789.123.

También permite que disponga de cuentas de correo como minombre@midominio.com
Dado que el email llego antes que la web, supongo que esta forma de usarlo fue primero.

Recuerdo que cuando estaba en la universidad, antes de google, mantenía en una libreta una lista de los url que me parecían interesantes.

Sin embargo, hoy en día, me parece que la mayoría de las personas no llegan a un site escribiendo el url en el navegador. Generalmente hacemos click en alguna recomendación, de algún site social, como facebook, google+, stack overflow, etc. O de directorios de enlaces como yahoo!, diigo, reddit, etc.

Para muchos es más fácil escribir directamente en google el nombre de lo que buscamos o algo que nos lleve a ello, en lugar de buscarlo previamente en un directorio o incluso nuestros bookmarks.

En lugar de una libreta, podría usar ahora directorios de links recomendados, o acceder a mi bookmark desde cualquier lugar donde corra Chrome, como una PC o un smartphone.

A veces lo hago, pero quizás la mayoría de las veces entro por google.

Es práctico. Google puede funcionar como si fuera nuestra colección de bookmarks.

Entonces, el asunto es aparecer en google. Sin embargo, sabemos que no basta tener un dominio para lograrlo. Podemos comprar el dominio mifamosafloreria.com, pero eso no hará que aparezcamos automáticamente en google cuando busquemos florería o flores.

Deben pasar ciertas cosas que para que eso suceda. Como ser mencionado por otros sites reconocidos. De cómo lograrlo efectivamente tratan los especialistas en SEO.

Aunque la vía de los SEO no es una ciencia exacta y es posible llegar al top por algún golpe de suerte viral, ofrece una metodología para lograrlo.

Técnicamente, es posible hacer SEO de un IP en lugar de un url. Imaginemos que ignoramos todas las desventajas de no tener un dominio y lo logramos. Entonces, cuando la gente entre a google e ingrese florería o flores, aparecerá nuestra página Mi Famosa Florería.

No importará que conduzca a un url con un número. Muchos ni se darán cuenta de ese detalle. Lo importante es que tienen al frente la página que buscaban.

Me pregunto, ¿sería posible vivir sin dominios?. Quizás si no vamos a necesitarlo para un correo corporativo es más sencillo. Si sólo es para tener un site, me parece posible.

The Pirate Bay (TPB) es un site que permite compartir torrents. Los torrents permiten formar archivos con partes distruibuidas por la red. Pueden ser archivos de cualquier tipo.

Debido a disputas por derechos de copia, la presencia de TPB en algunos dominios de internet viene siendo bloqueda. Ha sucedido en USA, Inglaterra, etc. Recientemente, también en Groenlandia y Perú.

Al margen de la validez de un derecho que priva a la mayoría de hacer lo que la tecnología ya nos permite hacer, e ignora el mayor bienestar común que es posible con la libre difusión del conocimiento, o de la moralidad de las intervenciones que censuran por reputación y no por hechos comprobados, resulta interesante ver que esos bloqueos no afectan demasiado a TPB (el por qué de cosas como esas son explicadas en el libro en The Starfish and the Spider).

Hay páginas que funcionan como proxys y ofrecen listas, extensas, de accesos alternativos a TPB.

Ellos anuncian que pronto usarán un sistema donde no importarán los dominios.

Viéndolo un poco en perspectiva, quizás los dominios son como una facilidad que camufla un control central. Los controles centralizados no son muy amigos del espíritu de Internet, que quizás se mueve con más fluidez en un mundo de IP y anonimato. Tal vez sea mejor dejarlos atrás y buscar un modo descentralizado y libre de lograr lo que buscamos.




2012/05/15

El poder de la gente


Hay una idea en Internet que me parece notable. Lograr que la gente lo pueda hacer por nosotros, voluntariamente. Una red social seria sostenible si logra que sus usuarios la construyan. Y seria un negocio para el intermediario que facilitara el proceso.

En Facebook, la gente sube la información que aumenta el valor de esa red social. Facebook permite a la gente a compartir su información y, al hacerlo, la gente potencia a Facebook.

En el juego Draw Something, de OMGP, es la gente la que provee a sus amigos el acertijo -en forma de dibujo-, que deben adivinar. Draw Something permite crear los acertijos y, al hacerlo, la gente hace funcionar Draw Something.

La gente puede subir a la red videos, fotografías, opiniones sobre cosas que les parecen interesantes, que le asombran, que le indignan, por las que piensan se puede hacer algo, para compartirlo. Y, al hacerlo, ¿qué estamos haciendo funcionar?

Un amigo me comenta de un video donde aparece un tipo que no quiso ceder el asiento preferencial en el bus. Puesto en la red, ha recibido condena casi unánime. Incluso aparece en el sitio web de un diario local. No es necesario un controlador si nosotros mismos podemos proveer ese servicio.

En "1984", la obra de Orwell, el Gran Hermano requería de grandes recursos y todo un sistema policial para lograr que las cosas funcionaran como quería. Pero no es necesario. Hoy, la gente puede hacer funcionar al Gran Hermano, casi sin darse cuenta.

2012/01/03

La libertad de llegar al otro lado

Había una vez un barquero que ayudaba a la gente a cruzar de un lado a otro del río.

Antaño hacía mucho frío y eran muy fuertes las corrientes que cruzaban el agua helada. Había que recorrer un camino largo, que pasaba por un monasterio, para llegar a un puente donde se podía cruzar.

El barquero tuvo que traer madera de muy lejos, cuerdas fuertes y brea y hacer varias pruebas antes de lograr una embarcación que lograra cruzar el río en el punto donde la gente más lo necesitaba.

Los primeros viajes fueron para los sacerdotes, que habían visto con recelo la construcción del aparato. Algunos criticaron que no tenia la estabilidad del puente del monasterio y que sería mejor prohibirlo, para proteger a la gente. Pero cruzaban ya los nobles y cada vez más gente, así que decidieron que dejarían al barquero en paz con tal de que les pagara el impuesto correspondiente. La gente le daba sus monedas al barquero y la décima parte de estas llegaba al monasterio. Además, la gente podía pasar sólo las cosas que el monasterio permitía.

Aparecieron otros barqueros para resolver las largas colas que se estaban comenzando a formar, pues un solo barco no bastaba para todos los viajeros que cruzaban por ahí. El monasterio los dejaba prosperar con tal que le pagaran su impuesto.

Un pueblo empezó a formarse en el punto donde cruzaba la gente, para atender a los muchos viajeros que ahora preferían esta ruta.

No era fácil conseguir lo que se necesitaba para hacer un barco ni era fácil conducirlo por aquellas aguas agrestes. Los barqueros, con el tiempo, decidieron que era injusto el impuesto que le pagaban al monasterio y dejaron de dárselo. Como los pasajes bajaron de precio y les permitieron pasar mas cosas que antes, la gente apoyó la decisión.

Los tiempos cambiaron. El río se volvió más amigable. Un día, alguien ideó una manera sencilla de hacerse una canoa y poder cruzar también. No se iba en los asientos de cuero de los barcos, ni servían té y panecillos, pero era suficiente para quienes querían un modo económico de cruzar.

Los barqueros se opusieron al nuevo invento, aduciendo que ponía en peligro a la gente.

Pero, como no pudieron detener a la gente que los seguía usando, decidieron reclamar al Señor de esas tierras, para que este declarara que el río era propiedad natural de los barqueros, del mismo modo que un martillo era propiedad natural de un carpintero, o un rastrillo la propiedad natural de un jardinero. Uno podría seguir usando canoas, siempre y cuando algún barquero le diera permiso de pasar por su parte del río.

Los barqueros se convirtieron en protectores del río. El Señor se convirtió en protector de los barqueros. Y como tal, recibía ahora los impuestos que antes recibiera el monasterio.

Un día un grupo de viajeros decidió plantar altos pilares en cada orilla, llevar cuerdas de un lado a otro y tender un puente colgante. La gente podía cruzar con más fluidez, sin pagar nada y con libertad de llevar cualquier cosa que quisiera.

Los barqueros se escandalizaron y se opusieron firmemente al puente, a pesar de que solucionaba el problema inicial. Qué iba a ser de ellos y su modo de vida. Anunciaron que la prosperidad del pueblo se vería afectada. Clamaron por sus derechos ante el Señor.

Quienes tendieron el puente mostraron que no estaban tocando el río de los barqueros y el Señor tuvo que admitir que tenían razón y la gente podía usar lo que mejor le pareciera. Por un tiempo así fue.

Pero los barqueros insistieron, haciéndole ver al Señor que obtendría menos impuestos. Y, por supuesto, del peligro que representaba el puente para la seguridad del reino, cuando no se podía controlar las cosas que podían pasar de un lado a otro del río.

Un día se anunció que un espía proveniente de un reino enemigo había intentado cruzar el puente con intenciones oscuras. Había sido tan hábil con las armas como lo eran los hombres de la guardia del señor. Pero, por supuesto, era del otro reino porque usaba ese atuendo. Felizmente lo pudieron neutralizar.

Como se demostró que el puente podía ser peligroso, se ordenó controlar no sólo qué cosas podían pasar, sino qué personas tenían el derecho de hacerlo. En cada extremo del puente, la gente se quitaba los zapatos y se los volvía a poner luego que los guardianes del Señor los habían revisado. Por otro lado, en el palacio consideraban invadir al reino que envió al invasor, por el terror que estaba ocasionando.

Un día, el río cambió. El nivel bajó y era posible hallar sendas donde cruzar sin que el agua llegara más arriba de las rodillas. Cualquiera podría ir y venir sin usar barcos o puentes.

Pero los barqueros prohibieron que se hiciera tal cosa. Insistían en que tenían el derecho natural de proteger el río.

Una noche, cansados de que el Señor prefiriera a unos pocos barqueros por encima de todo el pueblo, todos los jóvenes se acercaron a la orilla y esperaron en silencio. Al amanecer, fueron cruzando. Aunque los barqueros vociferaban por sus derechos y se quejaban ante sus padres y los hombres del Señor intentaban detenerlos, no podían.

En el transcurso de la mañana, también sus padres y toda la demás gente se les unió, en una sola fuerza. Porque eran más. Porque eran la razón de que los barcos. Porque eran la razón de los puentes. Porque se dieron cuenta que eran también la razón del Señor.

2011/01/18

Software libre

Cuando alguien se entera que hay en el mundo del software gente que contribuye voluntariamente diseñando, programando y probando programas que se distribuyen líbremente, a menudo se oye la pregunta ¿y que ganan ellos haciendo eso?

Puede ser difícil tratar de explicarle a alguien que te contempla con una mirada esceptica que es lo que ganan. Y la mirada esceptica se vuelve de confusión cuando no aparece mencionado el dinero. Porque eso es en realidad lo que preguntan, ¿de que forma ganan dinero por el trabajo que hacen?

Cuando uno va comprendiendo la respuesta, se da cuenta de que hay varias cuestiones previas que hay que atender. Cuestiones que tienen que ver con nuestros hábitos culturales.

La propia pregunta de cuánto dinero se gana por ese trabajo evidencia que damos por supuesto que trabajamos para ganar dinero. 'Por supuesto'. Si es lo que acaba de pensar, puede que al mirar un espejo descubra la mirada esceptica de la que hablo.

Hay una historia que cuenta de un millonario que estaba de vacaciones paseando por una playa y conversa con un pescador que encontró descansando bajo la sombra. Quizás podrías tener un bote más, le sugirió. ¿Para qué?, le preguntó el pescador. Podrías pescar más y tener más dinero. ¿Para qué?. Con el tiempo podrías tener una flota de barcos, y mucho dinero. ¿Para qué?. Cuando te retiraras, podrías descansar tranquilo y pasar el tiempo que quisieras con tu familia. Pero, eso es lo que estoy haciendo ahora.

A fin de cuentas, trabajamos por lo que queremos realizar con el dinero, pero llega a ser tan complicado obtenerlo y administrarlo que acabamos en medio del camino. Para dificultarlo más, realmente hay muchísima gente que, por diversas razones, trabaja en cosas que no les gusta, y llegan a pensar que el trabajo es simplemente algo que hay que hacer para obtener dinero.

La razón por la que hay gente que realiza trabajo voluntario sin recibir dinero es que recibe algo más. Cuando alguien disfruta el trabajo que hace, diseñando, programando, probando, el sólo hacerlo ya es una recompensa en sí misma. A esto se suma el producto que se logra; algo único, que encontró su propio camino, con la sinergía de todos. Es como si todos juntos construyeran una casa. Una sola persona no haría mucho con el salario que podria recibir por su trabajo. Tampoco nadie podría pagar la suma de todos los salarios. En la cultura ortodoxa de trabajar por dinero, el proyecto es imposible. Sin embargo, al trabajar por lo que realmente se quiere realizar, se realiza la casa.

Internet ha ayudado mucho a que este tipo de trabajo comunitario sea posible, porque facilita una forma de organización horizontal, distribuida, descentralizada. Es el tipo de organización con la capacidad de adaptación y el poder conjunto (pero no junto) que se necesita para cambiar el mundo en el lugar que queremos realizar. En estos proyectos, la libertad está no sólo en el software.